Era un miércoles y en la sala Fernando de Fuentes se exhibía la película La tierra de la gran promesa, del polaco Andrzej Wajda. A las 15:50 de la tarde los bomberos recibieron una llamada de emergencia; a las 18:30 el público fue desalojado y 15 minutos después ocurrió una explosión en una de las bóvedas que guardaba cintas a base de nitrato de plata. El 24 de marzo de 1982 un incendio destruyó la Cineteca Nacional que se encontraba en Churubusco y Tlalpan. Se dice que durante más de 16 horas las llamas consumieron gran parte del archivo fílmico nacional y extranjero que resguardaba la institución. 28 años después, las causas del siniestro, el número de víctimas y el título de las películas que se perdieron para siempre se desconocen. Se puede suponer que en la bóveda había cerca de 6,000 películas, muchas de ellas de nitrato de plata, material altamente peligroso y fácil de encenderse. Al parecer había cerca de 700 personas en la sala Fernando de Fuentes, 150 más en el salón Rojo y la sala Salvador Toscano estaba vacía. Las cifras oficiales de la desgracia son contradictorias, se dice que cerca de 20 muertos y 30 desaparecidos. Pero la cifra real nunca se sabrá. La directora de cinematografía de entonces era Margarita López Portillo, hermana del presidente de México y cuya función al frente de esa institución fue duramente criticada y es una época siniestra para la historia del cine mexicano. Las causas del incendio igualmente son contradictorias; se habló de un corto circuito en el restaurante Wings, cercano al inmueble, que el calor inperante en las bóvedas hizo combustión con las películas etc. La realidad es que se perdieron valiosos documentos y películas así como dibujos de Eisenstein, originales de Diego Rivera, cámaras antiguas, un programa original de el Perro Andaluz firmado por el propio Luis Buñuel entre otras cosas. Y claro vidas humanas. Hoy la Cineteca Nacional se encuentra en otra ubicación y con el tiempo han logrado atesorar más de 9,000 películas que ahora se resguardan en bóvedas especiales y con los métodos modernos de detección y cuidado respectivos. Foto Excélsior